¿Qué es la demencia y cómo tratarla?
La demencia, o trastorno neurocognitivo mayor, no es una enfermedad específica sino un síndrome que conlleva el deterioro de nuestras funciones cognitivas.
El término ‘demencia senil’, por lo tanto, es un término erróneamente empleado. Pues, la demencia, puede afectar a personas de cualquier edad, y envejecer no implica que vayamos a padecer una demencia.
Causas de la demencia
La causa principal de la demencia es la destrucción del tejido cerebral, como resultado de lesiones, infecciones o enfermedades.
Esta circunstancia implica que las células del cerebro verán alteradas sus funciones y no podrán comunicarse normalmente entre ellas.
Algunas de las principales lesiones, enfermedades o infecciones que dan lugar a una demencia son: alzhéimer, demencias vasculares, demencia de los cuerpos de Lewy, esclerosis múltiple, correa de Huntington, párkinson, enfermedad de Pick, VIH, tumores cerebrales, demencias metabólicas, traumatismos craneoencefálicos, hidrocefalia normotensiva, problemas de tiroides, deficiencias hormonales o vitamínicas, depresión, alcoholismo, consumo de drogas y algunos medicamentos.
Síntomas comunes de la demencia
Los síntomas de demencia variarán según la parte del cerebro a la que afecte y el estadio en que se encuentre la demencia.
Pero, con el paso del tiempo, el deterioro de las funciones cerebrales se iguala en todos los casos, apareciendo síntomas comunes, como:
- Pérdida de memoria.
- Trastornos en el lenguaje y la comunicación.
- Problemas para seguir hilos argumentales, concentrarse y prestar atención.
- Dificultades para realizar tareas sencillas o habituales.
- Deficiencias en los cálculos o la contabilidad doméstica.
- Apuros para adaptarse a cambios y lugares desconocidos.
- Desorientación temporal y espacial.
- Repetición de acciones.
- Trastornos del sueño.
- Modificaciones de los hábitos de alimentación.
- Abandono del aseo personal.
- Problemas para controlar los esfínteres.
- Síntomas de enfermedades psiquiátricas.
- Comportamientos inadecuados.
- Cambios de humor.
Demencia, tratamiento
Debemos comprender que la mayor parte de demencias no tienen cura.
Pero hay casos que se pueden tratar e incluso prevenir.
Los profesionales sanitarios han identificado estilos de vida saludables que ayudan a retrasar la destrucción de las células cerebrales. Entre ellos, encontramos:
- Llevar un seguimiento exhaustivo de nuestras enfermedades: controlar los síntomas de nuestras enfermedades podría prevenir la demencia.
- Dejar de fumar: impide que las células del cerebro realicen un intercambio adecuado de oxígeno. En la farmacia encontraremos varios medicamentos para dejar de fumar, consulta al farmacéutico.
- Abandonar el alcohol y las drogas.
- Controlar el colesterol: un colesterol alto incrementa el riesgo de lesión cerebrovascular. En la farmacia ofrecen un servicio de control del colesterol rápido y profesional, consulta al farmacéutico
- Vigilar la presión arterial: la hipertensión fomenta coágulos sanguíneos en las arterias que van al cerebro. Puedes comprar un tensiómetro, para comprobar tu presión arterial, o servirte de los servicios profesionales que ofrecen en la farmacia.
- Supervisar los niveles de azúcar: un nivel de glucosa demasiado bajo impide al cerebro trabajar correctamente. Puedes controlar tu nivel de azúcar de forma rápida y profesional en la farmacia, consulta al farmacéutico.
- El ejercicio físico ayuda a las células cerebrales a aumentar su flujo en sangre y su oxígeno.
- La alimentación: nuestra salud cardíaca está directamente relacionada con la llegada de alimento y oxígeno al cerebro. Las proteínas, las vitaminas y los ácidos grasos son fundamentales para la salud cerebral. Una alimentación equilibrada y saludable protegerá nuestras funciones cerebrales.
- Complementos nutricionales: el magnesio mejora la memoria y el aprendizaje, la vitamina B12 fomenta la salud de las células nerviosas y los glóbulos rojos, la vitamina K protege las funciones cognitivas, los antioxidantes combaten el daño oxidativo y la vitamina D disminuye el riesgo de padecer alzhéimer.
- Plantas medicinales: la curcumina tiene propiedades neuroprotectoras que disminuyen el deterioro cognitivo, el ginseng mejora la memoria y el ginkgo biloba mejora la circulación sanguínea del cerebro y ayuda en el tratamiento de desordenes psiquiátricos.
- Precauciones de seguridad: para evitar, en la mediad de lo posible, lesiones cerebrales ocasionadas por caídas, accidentes o agresiones.
- La interacción social mitiga la agitación y otros indicios neuropsiquiátricos de demencia.
- Disminuir el estrés: situaciones continuas de estrés dañan nuestro hipocampo.
- Descansar bien: el líquido que circula por el cerebro trascurre en mayor cantidad cuando dormimos, eliminando los productos de desecho. La aglomeración de algunos de estos desechos causa enfermedades como: alzhéimer, párkinson, arteriosclerosis, diabetes, etc…
- Controlar los fármacos: el consumo prolongado de algunos fármacos propicia la demencia. Consulta a tu médico o farmacéutico sobre los tratamientos farmacológicos que estés siguiendo.
- El entrenamiento intelectual, la musicoterapia y las terapias artísticas ayudan a sobrellevar los síntomas de demencia, e incluso a retrasarlos.
Actualmente, la medicina utiliza algunos fármacos para mejorar la calidad de vida y prolongar la independencia de algunas personas con demencia.
Estos medicamentos, que deben ser prescritos y supervisados por un médico, no curan la demencia, pero alivian sus síntomas y retrasan su avance.